martes, enero 11, 2005

« Griss «

como un invisible telón de acero.el silencio se interpuso entre nosotros
Cuando estábamos juntos nadie tenía nada que decir,
sabíamos que toda palabra sería en vano,
que el otro nunca entendería lo que uno decía en secreto.
Echábamos la culpa a cualquier cosa resignados a lo inevitable
impedir que su peso se posase implacable sobre nuestras conciencias.
Nunca teníamos nada que decirnos,
no sabíamos de qué podíamos hablar,
no teníamos en común más que nuestras tristes vidas paralelas que nunca lograrían cruzarse.
Éramos dos extraños solitarios que el deseo había unido con pocos argumentos.
Cuando se fue, sin hacer ruido, hallé la nota de despedida en la mesilla y en ese momento sentí urgente la necesidad de decirle todo aquello que no supe,
mi mente se inundó de palabras a deshora, y lamenté no haber sabido nunca qué decirle, ni siquiera alguna sencilla y común palabra a tiempo ...
A una inexistente alma
tragicamente en silencio...

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