lunes, julio 26, 2010

Ella..

Estoy un poco dolida por lo que dije.
Pero a veces, necesito decirlo para no herirme a mi misma.
A veces creo que hago esto no por mí, si no por ella.
A veces me siento muy culpable, por su tristeza... porque se esforzó en demasía para no lograr nada de lo que quizo, ni siquiera algo cercano. Siento que yo soy la única que puede hacer que eso suceda, pero siento que es una carga enorme. Me siento muy frustrada por ello, porque a veces yo tambien tengo sueños propios que debo dejar a un lado.
Creo que hago lo correcto. Ella lo es todo para mí y siento que debo hacerlo pronto, muy pronto.
Lamento mucho tantas cosas que hice anteriormente, que yo no tuve la culpa, pero que la hirieron y debo reparar.

Sé que ella no quizo hacerme daño, sé que ella me ama más que a la vida misma, pero a veces eso se distorciona en acciones que me hacen pensar lo contrario.

Siento que debo ayudarla, que yo soy su unica esperanza de sentir que hizo las cosas bien.

Lamenté tantas veces no hacerle caso, pero no todos los hijos hacemos los sueños de nuestros padres, a veces elegimos el camino completamente contrario a lo que estos soñaron, como yo lo hice. Yo estaba confundida.

Tenía 17 años y todos los sentimientos y frustraciones propias, se me escapaban cada vez más de las manos. Tenía deseos de lograr tanto en tan poco tiempo y que todo el mundo gire a mi favor, pero fue todo lo contrario.

Quice algo diferente algo fuera muy muy lejos de lo que ella soñaba. Yo creía que yo era la mala, me odie a mí misma muchas veces por hacerle tanto daño, por no ser como ella quería, me odié y odié mis acciones y mis sentimientos, contrarios a los que ella me había enseñado y educado. Senti remordimientos y lamenté ser tan extraña y distinta a la cantidad de chicas que habían crecido y educado conmigo, y que ella quería y admiraba,y soñaba tener.. yo me sentía completamente triste y frustrada conmigo misma.. pero al fin y al cabo, era su hija y siempre cuido de mí.

Nunca compredí, ni comprederé su situación, porque aún no soy madre, pero si se lo que se siente trabajar mucho el algo y no recibir lo que esperabas. Comprendo la frustración y el deterioro de sueños que se desvanecen frente a tus ojos.

Siento que, yo soy la indicada y la elegida para cambiar su situación y su vida y su visión de ella misma. Pero, antes no lo comprendía... fuí muy egoista. Fui muy materialista, fuí muy distraída. Lo lamento..

A veces, hubiera querido que tan sólo una vez, se sintiese orgullosa de mí, pero no es su culpa, si no la mía. A veces, hubiera deseado que nadie me idolatrara, para no molestarme con ella cuando no lo hacía. A veces... hubiera deseado, comprender lo que entiendo ahora, cuando tenía 11 años y ella me necesitaba para sostenerla y era todo lo contrario...

Me hubiera gustado comprenderla como ahora lo hago.. o al menos esforzarme.

Sé que te sientes orgullosa de mí, aunque nunca lo hayas dicho, pero las acciones y los gestos de amor, valen más que mil frases rimbombantes en público, o regalos caros bajo el árbol de navidad.

Siempre esperé que me aplaudieras o que asistieras a mis premiaciones y a mis triunfos, pero ahora comprendo que no era porque no te importase, si no, porque gane lo que gane, o quede en el lugar que quede ... seguiría siendo tu hija y me seguirías tratando exactamente igual que antes.

Recien comprendo, muchas cosas que antes me dolían y me hacían desvariar. Me sentía insegura de mis cualidades y capacidades, porque no creería en alguien más que en lo que tú me dijeras.. pero tú me enseñaste, a andar sola y que no me hacía falta la aceptación ni los aplausos de nadie, ni los de mis padres, ni las medallas, ni los diplomas.. ni las menciones.. para lograr lo que me proponía una y otra vez.

Siempre me ayudaste en los detalles que yo menos recuerdo y lo siento mucho. Pero sin saberlo, siemrpe estuviste y estas conmigo. Siempre cargaste con mi actitud explosiva y desvariante, con mis histerías y mi poca verguenza, con mis estupidas situaciones y mis bromas en público, a pesar de saber que tú las odiabas. Recuerdo la primera vez que me botaste de la casa, yo tenía casi 15 años y regresaba de un concierto, entre descanza para no despertar a nadie, pero tú nunca dormías hasta que yo llegase y no era para castigarme, si no, porque estabas preocupada por mi.

Recuerdo tambien, cuando mentías y me ocultabas la ausencia de papá, era porque no querías herirme, porque yo estaba aún muy chica, y preferías que siempre te culpara a tí de todo.

Recuerdo que tenía casi 11 años cuando mi hermano mayor se fué de la casa, él era tu consuelo y tu sostén. Te quedaste completamente sola y conmigo.. una niña problemática y rebelde y mal educada. Yo no lo comprendía muy bien, pero esperaba que me abracen y en lugar hacerlo yo. Esperaba que me expliquen y entiendan mi dolor, en vez de cargar con el tuyo. Lo lamento... lamento no haberte escuchado, pudiendo hacerlo, lamento no haber sido lo suficiente hija como lo necesitabas.

Recién compredo, tantas palabras ásperas que me dijiste cada vez que yo alardeaba de mís capacidades, y volvía a la casa molesta porque nadie había ido a verme a la escuela; no era porque no creías en mí, si no, porque temías que fuera arrogante ... como mi padre.

Me enseñaste a ser humilde y servicial, como tú... y yo nunca acepté todo eso, ahora ya casi nadie es así.
Me enseñaste a que no hay que gastar menos, si no trabajar más.
Me enseñaste a ser autosuficiente y valerme por mí misma.
Me enseñaste a no depender de nadie, ni siquiera de otros sentimientos.
Me enseñaste a olvidar y perdonar fácilmente.
Me enseñaste a cargar con los demás y crecer junto a ellos.
Me enseñaste a no perder el tiempo y pensar en mi futuro.
Me enseñaste a que no solamente existe la familia consanguínea... si no que los grandes amigos, tambien forman parte de ésta.
Me enseñaste a que mi tiempo, no es sólo mio, si no también de los demas.
Me enseñaste a cambiar mis estrellas si quería, y no creer en lo que dice la gente que seremos.
Me enseñaste a luchar por lo que quiero sóla o en compañía.
Me enseñaste, a que tú puedes ser muchas a la vez sin dejar de ser tú misma.
Me enseñaste tantas cosas de la vida que mucha gente quisiera comprender si quiera un poco, y que yo sin darme cuenta, demuestro.
Me enseñaste tanto tantas veces, que hubiera querido tomar nota y releerlo algún día. Para ser algún día siquiera la mitad de buena mare que tú eres para mí.

Gracias mamá por no haberme abandonado nunca, y no haberme negado tu mano cuando realmente me hacía falta. Gracias por haber dedicado tu vida completamente en beneficio de los seres que amas.
Gracias por haberte dedicado al cien por ciento por mi bienestar a pesar de mi carácter.
Gracias por haberme puesto obstáculos tantas veces cuando veías que mi vida era muy fácil.
Gracias por haberme dejado caer y levantarme sola.
Gracias por haberme traído al mundo a pesar del alto riesgo que corría tu salud.
Gracias por habernos dado lo mejor que podías conseguir.
Gracias porque siempre tuve lo que necesite, y más vanidades.
Gracias porque siempre dejaste que me abra camino por mí misma.
Gracias por enseñarme a ser valiente y sin dejar de ser sencible.
Gracias por hacerme conciente de las cosas y privilegios, y ser agradecidos siempre de todo lo que tenemos y estamos por obtener.
Gracias sacarme en cara todo lo que el mundo hace por mí, porque así puedo ser más conciente de cada detalle.
Gracias por no complacerme siempre, para valorar los momentos en que si lo hacías.
Gracias, porque siempre me presionas a aprender más, porque sé que a tí te gusta estudiar.
Gracias por exigirme al extremo de agotarme, porque sé que puedo dar más de mí.
Gracias por necesitarme, porque me alegra poderte ayudarte.
Gracias por ser tan detallista y perfeccionista, porque así siempre estoy inconforme.
Gracias por explicarme rápido, porque así puedo entenderte sin atenderte.
Gracias por no prestarme atención a veces en lo que digo, porque así sé que debo explicarme mejor.
Pero sobre todas las cosas...

Gracias, porque gracias a tí soy lo que soy en este momento y no lo cambiaría por nada del mundo, porque soy producto de tu paciencia, fe y sobre todo perserverancia en mí.

Sarita

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